Monte Igueldo: su Funicular y Parque de atracciones

Uno de los lugares imprescindibles a visitar cuando se viene a San Sebastián es sin duda el Monte Igueldo. Nuestra frontera al oeste, Igueldo (en euskera Igeldo, literalmente «lugar de ranas») mide 181 metros de alto y separa San Sebastián del pueblo de Orio, a apenas 17 kilómetros en la costa dirección Bilbao. De hecho, es posible caminar desde Donosti a Orio por el monte, siguiendo el Camino de Santiago del Norte, marcado con flechas amarillas, ruta que puede hacerse en una mañana y que no es nada difícil.

Parque de Atracciones del Monte Igueldo

Pero además de cruzarlo a pie, en el Monte Igueldo puedes hacer muchas más cosas, como ir al Parque de Atracciones del mismo nombre subiendo en el funicular.

Funicular del Monte Igueldo. Foto de Wikipedia.

En lo alto de Igueldo, en la parte del monte que mira a San Sebastián, está el Parque de Atracciones del Monte Igueldo. Este parque se inauguró en 1912 como parte del complejo del Monte Igueldo, que además del parque incluía un restaurante, un casino y el funicular para llegar hasta la cima.

El casino hace tiempo que dejó de existir y hoy en día permanecen el resto de elementos, mundialmente conocidos por su localización y sus maravillosas vistas, además del hotel inaugurado en 1967.

Cuánto cuesta subir al Monte Igueldo

El precio del funicular al Monte Igueldo dependerá del tipo de billete a elegir, es más conveniente comprar el billete de ida y vuelta, que el de sólo de ida, incluso dependerá de si es el precio para un adulto, niño o si llevas mascotas.

De esta forma el billete para subir al Monte Igueldo en funicular para un adulto es de 4,25€ el viaje de ida y vuelta y el de 2,80€ el de ida. Sin embargo para niños el ticket cambia, siendo de 2,50€ el viaje completo, y 1,50€ el viaje de ida.

Historia del Monte Igueldo

Hasta 1912 lo que había en lo alto del monte era solo un torreón, llamado La Linterna, que se usaba como faro. Con la llegada del parque el faro se trasladó algo más abajo en la ladera del monte y la Linterna se reconstruyó como mirador (y hasta hace no tanto como museo de cera de dudosa calidad).

El parque, además de las mejores vistas de la ciudad, tiene el ya mencionado hotel, un restaurante, algún bar y puesto de comida, y por supuesto atracciones. El Río Misterioso, las Barcas del Estanque, el Kosmikar, las camas elásticas y el Paseo de la Risa son algunas de estas atracciones míticas que todo donostiarra ha conocido y que hacen las delicias de niños y mayores. La joya de la corona, sin embargo, es la Montaña Suiza.

La Montaña Suiza se abrió al público en 1928, siendo la segunda montaña rusa más antigua del mundo detrás de la de Coney Island en Nueva York, solo un año más vieja. A diferencia de la americana, la nuestra es de acero y cemento, y se llama «suiza» en lugar de «rusa» porque su mecanismo es tan complicado como un reloj suizo. Sin embargo, la leyenda urbana dice que se llama así porque en la época los rusos no estaban muy bien vistos por comunistas.

Funicular del Monte Igueldo

Otro de los elementos más queridos del parque es, sin duda, el funicular que ya hemos mencionado. El Funicular del Monte Igueldo se coge en la base del mismo y sube por la ladera en minuto y medio hasta lo alto.

Este trenecito que sube entre árboles y que a la mitad del recorrido se cruza con el vagón que baja, mantiene todos los elementos originales de 1912, cable y mecanismo incluido, haciéndolo uno de los funiculares más antiguos del mundo.

Aunque esto pueda echar para atrás, la verdad es que coger el funicular es toda una experiencia, y solo pensar en el ruido de las puertas de cada compartimento cerrándose trae a los donostiarras miles de recuerdos de infancia. Ya solo por eso, merece la pena cogerlo.

Pero lo que evidentemente llama la atención del Monte Igueldo son las impresionantes vistas a la Bahía de La Concha. De aquí se ve perfectamente la razón del nombre de la bahía, sobre todo en marea baja, además de buena parte de la ciudad.

Incluso en días claros se llega a ver Francia, a apenas 20 kilómetros. Es por eso que subimos un trecho del monte en nuestro Tour Clásico en Bicicleta Eléctrica, porque merece totalmente la pena.